
Las personas que sufren de dolor persistente (crónico) han sido estudiadas con técnicas de neuroimagen. El objetivo de estos estudios, es investigar si existen cambios estructurales y funcionales en sus cerebros, con respecto a un grupo control (personas que no padecen dolor persistente).
Estas investigaciones han identificado modificaciones significativas en varias áreas corticales y subcorticales. A continuación, veremos que tecnología y qué regiones cerebrales presentan cambios.
Técnicas de neuroimagen
1.- Resonancia Magnética Estructural (MRI): Utilizada para visualizar y medir la estructura anatómica del cerebro. Permite identificar cambios en el volumen de materia gris y blanca.
2.- Resonancia Magnética Funcional (fMRI): Evalúa la actividad cerebral al detectar cambios en el flujo sanguíneo, proporcionando información sobre la función cerebral en tiempo real.
3.- Espectrocospia por Resonancia Magnética (MRS): Analiza la composición química del cerebro, ofreciendo datos sobre metabolitos específicos que pueden estar alterados en condiciones de dolor persistente.
¿Qué cambios cerebrales se producen y dónde?
1.- Corteza prefrontal (PFC): Involucrada en funciones, cognitivas, ejecutivas y de regulación. Los estudios muestran una reducción en el volumen de materia gris en esta región en personas con dolor persistente.
2.- Tálamo: Sede central que recibe todas las informaciones sensoriales. Se ha observado una modificación en individuos con dolor lumbar persistente (crónico). Se sugiere que el tálamo tiene un papel en la percepción y modulación del dolor.
3.- Corteza Cingulada Anterior (ACC): Involucrada en los procesos de regulación emocional y la percepción de amenaza. Los cambios están asociados con la intensidad y la respuesta emocional al dolor.
4.- Insula: Interviene en la conciencia interoceptiva, y la percepción del dolor. Cambios en la ínsula pueden contribuir a la disminución del umbral de tolerancia al dolor.
5.- Corteza Somatosensorial: Responsable del procesamiento de estímulos sensoriales. Se han detectado cambios en esta región en pacientes con dolor, lo que puede afectar a la percepción sensorial.
6.- Corteza Motora Primaria (M1): Región de dónde surgen la mayoría de comandos motores.
7.- Hipocampos: Relacionado con la memoria y el aprendizaje. Algunos estudios indican que el dolor persistente puede producir una reducción en el volumen del hipocampo, afectando a funciones cognitivas.
¿Qué significan estos hallazgos?
Estos cambios cerebrales no son irreversibles, pero sí indican que el dolor persistente deja una huella en el sistema nervioso central. El cerebro, en su afán por adaptarse, reorganiza su funcionamiento y estructura, convirtiendo al dolor en una experiencia más compleja, que el que experimentamos cuando nos producimos un daño físico.
Conclusión
El dolor persistente no es solo un problema de los tejidos o las articulaciones. Es una experiencia construida en el cerebro, influenciada por aspectos biológicos, emocionales, sociales y contextuales.
La buena noticia es que el cerebro es plástico, es decir, puede reorganizarse, reaprender y recuperarse. Por eso, un abordaje eficaz del dolor debe contemplar el cuerpo, el cerebro y la mente como un todo integrado.
Intervenir sobre el sistema nervioso —a través del movimiento, la educación basada en neurociencia, el contacto terapéutico y el contexto emocional seguro— es una vía real de transformación.

Hola, Soy Marc Vives
Me dedico a mejorar el estado corporal y de bienestar de las personas que acuden a mi estudio Henko Osteopatía en Tarragona.
Utilizo la Osteopatía Integrativa y la terapia manual, junto con mi pasión por el estudio y conocimiento de la Neurociencia.
No te irás de mi estudio, sin que intente que aprendas algo sobre tu organismo.
Después, si lo deseas podremos continuar manteniendo el contacto para aclarar dudas y seguir progresando.
Un abrazo.