
El estrés no solo se “siente”, también se manifiesta en el cuerpo de forma silenciosa. Cuando vivimos situaciones percibidas como amenazantes (ya sea una discusión, una sobrecarga laboral o una preocupación constante), el cerebro activa sus mecanismos para adaptarse a la situación presente.
Activación de ejes de "estrés"
En situaciones percibidas como estresantes, el organismo activa el eje hipotálamo-pituitaria -adrenal (HPA). Este sistema regula la liberación de glucorticoides (hormonas del estrés), y prepara al cuerpo para una reacción rápida: lucha o huida.
Al mismo tiempo, se activa el sistema nervioso simpático, responsable de preparar los músculos para la acción (a veces amenazante), aumentar la frecuencia cardíaca y agudizar los sentidos (dilatación pupilas, percepción auditiva). Este estado es útil si estamos en peligro real, pero si se prolonga en el tiempo, el individuo consciente (tú, nosotros) puede empezar a padecer síntomas diversos.
Sistema nervioso y tensión corporal
La tensión muscular, a pesar de no haber realizado una actividad física importante, no es casualidad. Muchas personas que sufren estrés de larga duración, perciben tensión corporal sostenida, incluso en estados supuestamente de relajación. Este estado, es orquestado por el sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) y apoyado por el sistema nervioso autónomo, especialmente por su rama simpática, que es la encargada de prepararnos para enfrentar las amenazas.
Cuando este sistema simpático (SNS) permanece “encendido” durante demasiado tiempo, la señal de alerta se convierte en el nuevo estado normal del cuerpo. Los músculos como los del cuello, trapecios, espalda o la mandíbula actúan como «antenas» del estrés: se perciben tensos y rígidos, se contraen más que se relajan, se fatigan, y a veces, podemos percibir dolor en esas zonas.
Pero eso no es todo. La tensión percibida (de larga duración) también afecta al sistema propioceptivo (el que te informa de la posición y el estado del cuerpo) ¿Sabes y percibes dónde está tu cabeza? eso es por este sistema. También puede reducirse la variabilidad de tu frecuencia cardíaca, un marcador clave del equilibrio entre el «estrés y la recuperación».
En muchas personas, la tensión vuelve incluso después de haber descansado o recibido terapia manual (Osteopatía). Si el organismo, sigue interpretando que hay amenaza, y mantiene al cuerpo en guardia, el resultado es un círculo vicioso: estrés → tensión → dolor → más estrés.
Síntomas comunes del estrés
Las zonas que más sufren son aquellas que el organismo considera que debe proteger, o que nos protegen. A veces, son zonas que contemplan un relato de vulnerabilidad bien construido. Como ya he mencionado, algunas pueden ser; el cuello, trapecios, mandíbula y región lumbar. La tensión percibida en estos músculos se vuelve recurrente, incluso cuando aparentemente estamos en reposo. Es como si tu cuerpo no terminara nunca de “salir del modo alerta”.
Con el paso del tiempo, esta hiperactivación mantenida puede derivar en dolor, fatiga muscular, cefaleas, insomnio o incluso digestiones pesadas. La carga no es solo emocional, es también fisiológica y neuromuscular.
¿Por qué no basta con analgésicos?
Es habitual que, ante el dolor, las personas recurran a medicación como el paracetamol o los antiinflamatorios. Estas intervenciones pueden aliviar temporalmente los síntomas, pero rara vez resuelven el problema.
La razón es sencilla: la tensión muscular percibida no aparece porque sí, se percibe porque el organismo puede seguir evaluando amenaza. Si esa evaluación no cambia, el alivio será pasajero. Por eso, aunque la terapia manual le relaje, y la tensión percibida disminuya durante unos días u horas, la sensación de tensión, puede volver.
Este patrón se refuerza si la persona:
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Sigue bajo presión o estrés emocional.
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Tiene creencias de amenaza sobre su cuerpo (“tengo algo mal en la espalda”)
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Evita moverse por miedo a empeorar (“me da miedo agacharme porque creo que me voy a romper”).
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Tomar medicación que no necesita.
En estos casos, el sistema nervioso interpreta la inmovilidad como una forma de protección, pero eso puede favorecer aún más la tensión muscular y el dolor. El cuerpo no distingue entre amenaza real o imaginada: si el entorno o los pensamientos favorecen la sensación de amenaza, la tensión será parte de la estrategia.
Por eso, abordar solo el músculo no es suficiente. El verdadero cambio empieza cuando ayudamos al sistema nervioso a sentirse seguro y a autorregularse.
En Henko, abordamos el conjunto (sistema y persona)
En Henko Osteopatía no nos limitamos a “soltar músculos”, sino que trabajamos directamente con el sistema nervioso que evalúa el contexto y el escenario. Nuestro enfoque combina técnicas manuales, conocimiento en neurociencia del dolor y estrategias activas que ayudan a tu organismo a sentirse seguro y recuperar el control sobre tu cuerpo.
¿Qué hacemos exactamente?
Valoramos tu sistema sensoriomotor: evaluamos cómo percibes tu cuerpo, cómo te mueves y qué patrones automáticos pueden estar sosteniendo la tensión.
Utilizamos terapia manual integrativa: no solo para relajar tejidos, sino para comunicarle al sistema nervioso que no hay peligro. Lo hacemos desde el respeto al dolor, sin forzar.
Aplicamos técnicas de estimulación neurosensorial: como vibración local o ejercicios de propiocepción, que tienen efectos demostrados en la modulación de la excitabilidad cortical y la reducción del dolor.
Reeducamos tu sistema nervioso con ejercicios activos: simples, seguros y adaptados a tu caso, para que vuelvas a moverte con confianza y libertad.
Te explicamos qué te pasa con palabras claras: porque entender tu dolor cambia tu percepción, y eso cambia tu cerebro.
Este enfoque está basado en la ciencia actual, pero también en la escucha activa y el acompañamiento respetuoso. Nuestro objetivo es que comprendas lo que ocurre en tu cuerpo y tengas herramientas para influir en ello.
¿Sufres tensión muscular y estrés?
Si sientes que tu cuerpo está en constante tensión, que el dolor es recurrente. No tienes por qué resignarte a vivir con ese malestar.
En Henko Osteopatía (Tarragona) trabajamos contigo para comprender qué te pasa, por qué se repite y qué puedes hacer para mejorar de forma sostenible. No usamos fórmulas mágicas ni soluciones exprés, pero sí herramientas con base científica y humana, que respetan tus ritmos y activan tu capacidad de cambio.
Escríbenos o reserva tu cita en www.henkoosteopatia.org
También puedes contactarnos por WhatsApp o redes sociales
Tu cuerpo no está roto. Solo necesita volver a sentirse seguro.

Hola, Soy Marc Vives
Me dedico a mejorar el estado corporal y de bienestar de las personas que acuden a mi estudio Henko Osteopatía en Tarragona.
Utilizo la Osteopatía Integrativa y la terapia manual, junto con mi pasión por el estudio y conocimiento de la Neurociencia.
No te irás de mi estudio, sin que intente que aprendas algo sobre tu organismo.
Después, si lo deseas podremos continuar manteniendo el contacto para aclarar dudas y seguir progresando.
Un abrazo.